Cuento del perro y el conejo

Había una vez un perro llamado Bonch, que buscaba carne para alimentarse.

Un día Pedro llevó a sus ovejas al llano  Xanden. Bonch acompañaba a las ovejas por que era muy amigo de ellas. Cuando llegaron al campo las ovejas se alimentaban, mientras Bonch y Pedro descansaban en la frondosa sombra del encino.

perro

 Entonces el Pedro le digo a Boch:
—¡Ponte vivo Bonch, porque donde están las ovejas salen los conejos! 
Y Bonch respondió: 
—¡No te preocupes! ¡Estoy despierto! 
Mientras tanto las ovejas se pararon de repente y dijeron: 
—¡Bonch, Bonch! Apúrate el conejo salió aquí. 
Y Bonch salió corriendo a perseguir al conejo y el conejo voltió a ver donde venía Bonch y el Bonch venía muy de lejos. Y el conejo con voz burlona dijo: 
—¡Ja, ja, ja! No podrás atraparme, porque eres más viejo que yo. 
Entonces dijo Bonch: 
—No importa lo que digas, yo te comeré con todo y hueso. Te perseguiré como a un gato. 

Respondió el conejo: 
—No podrás  atraparme, porque iré a mi casa en la cueva. 
Entonces ladró Bonch: 
¡Jauuu, jauuu, jauuu! 
Pedro al escuchar el ruido de Bonch, dijo: 
—Iré a ver que tiene Bonch. 
Cuando llegó, Bonch estaba metiendo la cabeza entre las piedras y dijo: 
Aquí esta el conejo. 
Pedro respondió diciendo: 
—Ahora si vamos a comer mole, sea como sea. 
Y empezó a escarbar con su machete. Y le dijo a Bonch: 
—¡Ponte vivo, para que no se escape el conejo!. 

Y el Bonch  solo movía su cola y dijo:

—Ya lo sé. 
Las ovejas se acercaron y les dijeron: 
—¡Ustedes si que son muy tontos! ¿Cómo es posible que un conejo les gane? 
Entonces respondió  Bonch: 
—No te preocupes, el conejo ya casi está en el plato. 
Pedro vio al conejo y metió la mano en la cueva, agarrando las patas. Y el conejo le dijo: 
—¿Que quieres de mi?
Respondió Pedro: 
—¡Te voy  a comer en un rico mole! 
Bonch dijo: 
—Entonces, ¿te olvidas de mí?. 
Respondió Pedro: 
—Bonch, no te preocupes tu comerás la pancita. 

Conejo

Entonces Bonch estuvo muy contento. 
Después de que Pedro agarró las patitas del conejo, en ese instante  empezó a temblar y ya no se dio cuenta donde estaba el conejo. Pero el conejo se echo a correr y dijo: 
Jajajajajajajaajajaja ustedes no son tan rápidos como yo. Entonces respondió el Bonch diciendo: 
Vamos a ver si es cierto. 
Entonces persiguió el perro al conejo hasta atraparlo y dijo: 
—Tú ni corres y te voy a comer con todo y hueso. 
Entonces Pedro se levantó mareado y decía: 
¿Dónde está el conejo? ¿se escapo?.
Hasta entonces se dio cuenta que tenía dolor de cabeza, ya que cayó en el suelo del temblor. Bonch le respondió diciendo: 
¡Aquí esta! ¡no te preocupes! no sabes que no hay otro que corre mejor que yo.
Pedro se alegró al saber que el perro atrapó al conejo. Pero el perro estaba tan contento y allí lo mató apretandole el cuello. 
Y el pobre conejo gritó tristemente.

el perro y el conejo

En la tarde Pedro lo trajo en su casa. Entonces digo a sus hijos: 
—Ahora si vamos a comer  mole. 
 Porque atrapé el conejo juntamente con Bonch. 
Entonces dijo su esposa: 
—¡Ay,  esposo ahora si vamos a comer mole! Porque ya tiene días que lo comimos. 

Luego su esposa fue a traer todos los ingredientes. 
Y el Bonch dijo: 
—Con que me habías dicho que me ibas a dar la pancita para comer y aún no me lo has dado. 
Luego respondió Pedro: 
No te preocupes. Ahora comerás las tripas. 
Pero el Bonch se moría de hambre y decía: 
—¡Mis tripas, mis tripas, mis tripas! 
Entonces Pedro le dio las tripas a Bonch.  Y Bonch se calmo de su hambre. Luego Pedro tomo toda la olla de mole. 
Al día siguiente a Pedro le dio una diarrea, porque comió mucho mole. Luego Pedro trajo hierva de maestro y su esposa lo puso a hervir, luego ella le dio a Pedro para tomar. Entonces Pedro fue curado del estomago. 
Y así mismo igual colmaron su hambre Bonch y Pedro. 

Escrito por: Valeriano Santiago Martínez y Gregorio Martínez Santiago

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